Cada niño/a es en cierta manera hijo de todos

José Pedro Aznárez López

Acrílico sobre lienzo de lino | 130 x 130 cm

Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.

 Es #TiempoDeActuar para detener las catástrofes naturales, las subidas del nivel de los océanos y los fenómenos meteorológicos extremos que producen consecuencias terribles de desertificación y destrucción de los activos naturales, a la vez que se lucha para reducir el hambre a 0, estableciendo políticas de protección social y redes de distribución de alimentos, para que ninguna persona carezca de los alimentos básicos.

¿Qué propones y qué puedes hacer para eliminar el hambre en el Mundo y a la vez luchar contra el cambio climático?

 

Margarita Asuar

Comisaria de la Exposición Armazón

Justo al comienzo, una conversación telefónica con Margarita Asuar en torno al carácter de la exposición fue lo que orientó este trabajo. Ella se refería a cómo habitualmente son las madres las que luchan más que nadie y de manera incansable contra el hambre, con tal de alimentar a sus hijos.  Me pareció una observación tan acertada como inspiradora.

Este cuadro habla de eso. Ninguna madre en sus cabales abandona un hijo. En cierta manera, cada niño y cada niña que viene al mundo, o que se está preparando para nacer, es hijo de sus padres y es hijo de toda la humanidad.

Este o aquel niño o niña es como hijo nuestro. No podemos dejarlo a su suerte, como no podemos abandonar a nadie, independientemente de su raza, procedencia, creencias, edad… Así debería ser. Y si fuera así, no habría hambre. No escatimaríamos esfuerzos para ayudarle, para alimentarle, para repartir mejor.

La madre de este cuadro no es madre biológica del pequeño que tiene en brazos; es evidente que el color de sus pieles es muy distinto. Sabemos, por su abultado, vientre que espera a su propio hijo, pero a la vez cuida del hijo de otra madre, como cuidaría probablemente de cualquier otro niño que la necesitara. Es consciente de que cada uno es hijo de todos y debería ser hermano y madre y padre de todos. Por eso el personaje que sujeta la cuchara también cuida del pequeño. Y sonríe a quienes miramos el cuadro con la alegría de construir un Mundo sin hambre.

Creo que no hace falta comentar el contraste entre esta escena y el paisaje urbano que se adivina al fondo, a la derecha, con sus grandes discursos de poder a través de la arquitectura, del orden, de la velocidad.

En la esquina inferior derecha, un plato con una rama de olivo –aunque no soy muy aficionado a los símbolos convencionales- explicita que la lucha contra el hambre es parte de un proyecto más general de paz. Un vaso verde –el color esperanzado que con el azul unifica el cuadro- trasluce y refleja sobre lo que le rodea la llama de esta esperanza que es, de alguna manera, como una oración. O si se prefiere, como un deseo compartido de construir algo más justo.

El objetivo de mi cuadro es hambre cero, aunque me avergüenza ser consciente de que es sólo un discurso, una obra artística. Me gustaría pensar que sirva de alguna manera para que el hambre cero deje de ser sólo un objetivo.

José Pedro Aznárez López

Artista

Volver a Exposición
Siguiente ODS 3
Traducir »